Volar

La aviación siempre ha sido algo que ha estado presente en mi cabeza, mi corazón y en definitiva mi vida.

A veces, nuestros gustos se convierten en aficiones y en algunos momentos de nuestras vidas, cuando más lo necesitamos, esas aficiones desempeñan una función muy importante en ella.

Tras miles y miles de días y horas pensándolo, hoy escribo, sobre cómo la aviación ha significado para mí un paso adelante, un anclaje al mundo real y protección a mis miedos.


Hace más tiempo del que me hubiese gustado, empecé a experimentar esa sensación que tanta gente acaba experimentando a lo largo de su vida llamada ansiedad. Esta sensación que se producía cada cierto tiempo al principio, empezó haciéndose cada vez un hueco más grande en mi vida, hasta convertirse en la realidad en la que vivía, consumir mis emociones y prácticamente cambiar mi forma de ser. 

Durante este proceso que aún sigo viviendo, durante muchas noches sin dormir, durante momentos en los que las paredes empezaban a cerrarse, durante días en los que no sentía motivación por absolutamente nada, durante todos esos momentos han habido pocas cosas que no hayan desaparecido de mi mente, y una de ellas, es la aviación.


En esas tardes en las que empezaba a angustiarme, salía a la terraza, a escuchar música y me ponía a mirar al cielo. Me relajaba. Me relajaba y me sigue relajando imaginar e intentar identificar cuál es ese avión que me sobrevuela, de que aerolínea se trata o de dónde viene. Me relaja porque me imagino una vida en el aire, me imagino la sensación de libertad. Me desahogo. No con palabras, ni siquiera acciones. Me desahogo con mis pensamientos.
En esas mañanas interminables y esas noches de insomnio, esas difíciles noches de insomnio en las que cada minuto era una vida, me sentaba en el escritorio, encendía el ordenador y me ponía el simulador. A veces, no hace que me relaje, pero la sensación cambia. No es la misma. Los pensamientos que antes aceleraban de 0 a 100 ahora se quedan estáticos, no avanzan. Y con el tiempo, retroceden. Se dispersan. Cómo las nubes.

Pero la aviación ha sido aún más para mí.


La ansiedad y la continua sensación de estanqueidad en mi vida consumieron este año cada gota de ilusión que había en mi. Nada, absolutamente nada me hacía emocionarme ni sentir alegría. Nada, hasta que algo despertó en mi una sensación que echaba mucho de menos. 
Este verano la difícil situación me llevó a un cambio de planes y de improvisto, acabé un par de días que me sirvieron de desconexión en Palma de Mallorca.
No sé si fue el momento, la situación o mi estado de ánimo pero poco a poco y a medida que se acercaba ese pequeño viaje, a medida que tenía más cerca el momento de volver a subir a un avión y volar, una gotita de ilusión me llenaba. 
Y os prometo que la sensación de volver a estar en el aeropuerto, con las ganas, la emoción y el sentimiento. Eso es algo que no se me va a olvidar. Y no, no porque fuera algo extraordinario. No se me olvidará, porque ese fue el momento en el que poquito a poco la ilusión fue volviendo a mí. Quizá de forma pasajera, pero volvió.
Cuando estábamos ya a apenas unos metros del suelo yo ya había conectado con mi yo anterior. Mi yo más querido. Era una sensación asombrosa.
Aquel vuelo de ida y el posterior vuelo de regreso me hicieron conectar con sensaciones que para mí son y serán muy importantes y que necesitaba volver a sentir.


Aquellos vuelos hicieron que me diese cuenta de que todo este tiempo y sin darme cuenta la aviación había formado y sigue formando parte de mi como afición y en particular como vía de escape y de conexión al mundo real y a muchos de esos sentimientos que en los momentos difíciles echamos de menos. 
Posteriormente, le siguió el regreso a la fotografía aeronáutica, el regreso al spotting, el regreso a disfrutar de lo que tanto me llenaba. Lo que tanto me llena.


La aviación me ha servido para darme cuenta de que en esos momentos en los que mentalmente pienso que no queda nada por lo que ilusionarse, por lo que esforzarse,en esos momentos en que pienso que vivo en blanco y negro, aún queda una gota de ilusión y de color que poco a poco se va haciendo más grande.


Y debo dar las gracias por ello.

Si has llegado hasta aquí, también te doy las gracias a ti, que me lees. Te agradezco que hayas leído estas líneas y que me hayas dejado compartirte un pequeño pedazo de mi. 


Y por favor, si sientes que no puedes, si necesitas encontrar lo que buscas, si necesitas o quieres volver a encontrarte, a disfrutar. Si necesitas cualquier cosa, pide ayuda. No te calles. Grita. Porque te van a escuchar. 

Vuela.

Gracias.

Una respuesta a “Volar

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  1. Me siento Orgulloso de ser participe en tus inicios y de estar tantas y tantas horas a tu lado en esos findes en la plataforma.
    En primero dejarte y después comprarte tu propio equipo de fotografia y en apoyarte en seguir tus sueños que pronto confío que se harán realidad.

    Ánimo y a las nubes!!!

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